GAINSBOURG, VEINTE AÑOS DESPUÉS...





Solo y en su casa de la rue de Verneuil de París. Así murió hace 20 años, el triste 2 de marzo de 1991, mientras dormía, el cantante francés Serge Gainsbourg. Su muerte por un paro cardíaco fue la escenificación de la soledad que envolvió al músico francés más importante de la segunda mitad del siglo XX, a pesar de su reconocimiento y fama en Francia. ¿Un genio o un loco?, ¿un depravado o simplemente un provocador? La historia de Gainsbourg es una dicotomía, una lucha, entre Serge y esa parte de él mismo al que bautizó como Gainsbarre. Su vida se vio marcada por esa lucha y por lo que llamó "el triángulo formado por mujeres, alcohol y los (cigarros) Gitanes". Serge nos dejó con miles de canciones y con discos que iban desde la chanson francesa, al pop, al rock, al jazz, a la música africana, reggae o hip hop.

Sus inicios se enmarcan en el jazz y el anti-yeyé, en un momento a finales de los 50 e inicios de los 60, marcados por la música rock´n´roll y el pop anglosajón. Mientras los Beatles decían que le querían agarrar la mano a una chica, un Serge, que pasaba de los 30 años, cantaba recitando letras complejas, que eran pura poesía, con una mezcla de francés e inglés. "Le Poinçonneur des Lilas" o "La Javanaise", fueron algunos de sus primeros éxitos. Entre sus álbumes más destacados de esa primera etapa está Gainsbourg Confidentiel, que con el tiempo ha sido valorada como una de sus mejores obras.

Su éxito comenzaría cuando se dio cuenta de que para vender y llegar a todos tenía que hacer música más comercial y pegadiza. Más pop. Gainsbourg encontró la fórmula perfecta en 1965 cuando France Gall consiguió la victoria en el festival Eurovisión con un tema suyo, "Poupée de cire, poupée de son", que se convirtió en un auténtico hit internacional. Entonces el nombre de Gainsbourg comenzó a sonar más allá de las paredes del territorio francés. Serge dejó a un lado el jazz y la chanson para reinventarse y escribir canciones más pop.

La joven e inocente Gall siguió siendo por un breve espacio de tiempo su musa y cantó, inocente, "Les succettes", sin conocer su significado lascivo. Poco después, la actriz Briggite Bardot entraría como un huracán en la vida de Serge, quien le escribió canciones tan bellas como "Bonnie and Clyde", "Initials B.B" y "Je t´aime, moi non plus". Gainsbourg y B. B. grabaron este tema detrás de los empañados cristales de una pequeña y oscura cabina y apareció en los medios de comunicación que los gemidos que se escuchaban en la canción no eran ficticios ni interpretados. El marido de Bardot pidió la retirada del single tras conocer la noticia y finalmente Bardot le pidió por carta a Gainsbourg que retirara el tema, ya que temía ser la protagonista de una polémica que podía afectar su carrera como actriz. "Por primera vez en mi vida escribo una canción de amor y se la toman a mal", lamentó Gainsbourg. El éxito del tema le llegaría junto a Jane Birkin, quien no puso ningún reparo en grabarlo y publicarlo. "Je t´aime, moi non plus" es la canción más conocida de Serge pero, como suele ocurrir, ni por asomo es la mejor. Más allá de la preciosa melodía, el hecho de que la prohibieran en muchos países, como en la España franquista, fue la mejor publicidad que se le podía dar para convertirse en el representante de todo aquello que sexualmente estaba prohibido entonces.








En su etapa al lado de Birkin, Gainsbourg creó sus mejores obras comenzando por la conceptual Histoire de Melody Nelson, considerado su álbum más importante e influyente. El protagonista de la historia conduce un Rolls Royce de 1910, que pierde el control y atropella a la joven inglesa Melody Nelson, de entre 14 y 15 años, que iba en bicicleta. Se enamora perdidamente de ella y le declara en los primeros temas del disco (como la "Ballade de Melody Nelson") su amor hasta llevarla a un "hotel particular" para instruirla en el arte del sexo. Melody partió después a Inglaterra en avión y sufrió un accidente que acabó con su vida en medio de un estruendo de música con lo coros celestiales de "Cargo Culte". La historia de la pequeña Melody no tiene nada que ver ni con su música anterior ni tampoco con lo que hizo después. Tiene rabia, energía, sentimiento y mucho erotismo, y una pizca de psicodelia.

En esa misma etapa Serge hizo canciones inmortales como "Je suis venu te dire que je m´en vais", incluido en su dispar álbum Vu de l´extérieur. A mediados de los 70 publicó el provocador Rock around the bunker, en la que ironizó sobre Hitler y el nazismo, y otro de sus mejores LP, L´Homme à tête de chou, su segunda obra conceptual después de la historia de Melody Nelson que tiene todo los elementos gainsbourianos: amor, violencia y locura.

A finales de los 70, volvió a cambiar su registro para pasarse al reggae y crear una de sus obras más polémicas y que le costó amenazas de muerte: la versión reggae del himno francés "La Marseillaise". El tema "Aux armes et caetera" está incluido en un magnífico LP que lleva el mismo nombre y que fue grabado en Jamaica. La historia de amor entre Gainsbourg y "La Marseillaise" siguió hasta que el cantante compró el manuscrito por 130.000 francos. Serge sacaría otro disco con base reggae que pasó más desapercibido: Mauvaises Nouvelles Des Étoiles. En cualquier caso, los dos álbumes son una muestra de lo polifacético que fue el cantante y de cómo se adaptaba con talento a los nuevos tiempos.

Entrados los 80 y sin Jane Birkin a su lado, Gainsbourg deja paso a Gainsbarre; a aquél a quien no le importa nada llamar la atención, provocar gratuitamente y beber y fumar más de lo que el cuerpo aguanta. De esa época han quedado registradas escenas para la posteridad como cuando quemó un billete de 500 francos en directo o cuando le dijo, también en directo, a la cantante Whitney Houston: "I want to fuck you".
En su último período publicó dos obras bizarras, Love on the Beat y You´re Under Arrest, álbumes más cercanos a la música disco ochentera y al hip hop, que no son tan interesantes como el resto de su discografía pero que vuelven a mostrar su constante evolución. Uno de sus temas más notables de esta etapa fue "Lemon Incest", que levantó también una gran polémica. En ella, Serge cantó junto a su hija Charlotte al incesto y ello le costó, por un lado, múltiples críticas, pero por otro, miles de ventas.
Serge no fue un cantante más en una época de explosión artística en el campo de la música. Hizo y dijo todo cuanto le dio la gana en una época en la que no todos hacían y decían lo que querían. Fue un hombre libre con un gran talento. Solo preso, eso sí, de si mismo. Cantante, pero también pintor, actor, director de cine y escritor, Gainsbourg tocó casi todas las facetas del arte y ha dejado detrás de si múltiples canciones que hoy, 20 años después de su muerte, merecen ser recordadas.